EL TERCER CAMBIO DE ARMARIO
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Este artículo va dedicado a quienes viven en Barcelona ciudad, a muy pocos metros sobre el nivel del mar. Esa combinación de latitud y altitud que parece poca cosa… pero que en realidad lo cambia todo: horarios, terrazas llenas en noviembre y, por supuesto, el armario.
Porque seamos sinceras: el entretiempo ha dejado de ser una anécdota entre estaciones para convertirse en una temporada en sí misma. Especialmente el otoño, que en nuestras latitudes se mantiene suave y cálido durante sus tres meses (septiembre, octubre y noviembre). Las temperaturas bajan, sí, pero con calma… y eso nos obliga a tener un armario propio para el otoño, diferente del de verano y del de invierno.
Sí, has leído bien: tres cambios de armario y no dos.
De pies a cabeza –y más allá de las socorridas sneakers–, el otoño suave es el momento ideal para disfrutar de bailarinas, loafers y mocasines. En cuanto a la ropa, los vaqueros siguen siendo un básico, pero el verdadero protagonismo lo tienen las faldas y pantalones vaporosos: tejidos con caída suave, cortes sastre o tipo palazzo, que puedas lavar a máquina sin drama y que –si los tratas bien– no necesiten plancha. Un sueño hecho realidad, ¿no crees?
El otoño mediterráneo también nos pide chaquetas más ligeras: el blazer pasa de ser pieza intermedia a convertirse en prenda exterior. Se lleva de maravilla con chales, capas y fulares, que son literalmente la guinda del pastel.
Y luego está la camisa, probablemente la gran protagonista de esta estación. Es la prenda que más estilo aporta y la que más opciones te abre. Si te quedas “a cuerpo”, sigues estando vestida con un grado de formalidad más que aceptable para la ciudad o para la oficina. Y si la usas como capa base, nada como ver un buen cuello de camisa y unos puños impecables sobresaliendo bajo una chaqueta de corte francés, algo oversized, con mangas amplias a tres cuartos. En pleno invierno, o en otra latitud, sería impensable… pero el otoño mediterráneo nos regala estos pequeños lujos.
En resumen: el otoño tiene su propio armario.
Ya no nos sirven las mangas cortas ni los vestidos ultraligeros del verano, y esa chaquetita de algodón empieza a ser más decorativa que útil. Pero tampoco hemos llegado al momento del abrigo grueso de lana, los jerseys de cashmere ni las botas de piel tipo soldado, esas que en invierno nos salvan la vida un día sí y otro también.
El otoño pide sus propias piezas y, si lo gestionamos bien, podemos sacarle muchísimo partido combinando de manera estratégica aquello que mejor encaja con esta estación intermedia y alargada.
Ahora bien, el cambio de armario de otoño no es el último del año.
A finales de noviembre, los fríos árticos empiezan su ruta hacia el sur y entra en escena lo que conocemos como invierno meteorológico. El frío más intenso suele llegar con los Reyes Magos en enero, pero hasta marzo seguiremos usando con gusto esos pantalones con más cuerpo, las camisas de algodón más grueso o de satén, junto con cárdigans y pullovers amorosos y mullidos.
El abrigo, sin necesidad de que sea exagerado, empieza a tener sentido desde diciembre: mañanas y noches nos piden ir preparadas. Por eso, a finales de noviembre llega el momento del tercer cambio de armario (este sí, el último del año).
Es entonces cuando:
- Sacamos esos jerseys tan bonitos que hasta ahora daban calor solo de mirarlos.
- Dejamos a mano esas botas tan cómodas que no tenían sentido hace unas semanas.
- Y probablemente las bailarinas se queden en segunda fila… a menos que sean aterciopeladas y las sepas llevar con medias de alta densidad, porque con el frío el pie parece pedir más “distancia” del pavimento.
Para muchas personas, el segundo y el tercer cambio de armario se fusionan en uno solo. Sin embargo, incluso en esos casos, hacemos movimientos estratégicos: qué prendas deben estar “a primera vista” y cuáles pueden pasar una temporada en un cajón o en las baldas más altas.
Si eres de las segundas, es muy posible que empezaras el cambio de armario hace casi un mes y tengas la sensación de que todavía no lo has terminado del todo. Tranquila: no estás sola. Sabemos –porque nos lo contáis en tienda– que muchas de nuestras clientas están exactamente igual.
A todas os digo lo mismo: mejor que el proceso se alargue y que empieces diciembre con la tranquilidad de haberlo hecho bien. Que tu armario esté limpio, ordenado y listo para recibir los próximos tres o cuatro meses de invierno, con días suaves y semanas de frío, y tú preparada para todo.
El armario de hoy necesita dinamismo y looks pensados por capas: flexibles, adaptables y a la altura de tu día a día.
En Marta Folch BCN podemos ayudarte a completar esos looks que aún necesitan una pieza clave y a recibir la nueva temporada con ese punto de estrategia que se traduce en fuerza, seguridad y tranquilidad.
Al fin y al cabo, hacer el cambio de armario es una fuente de beneficios (y, admitámoslo, también un pequeño gimnasio emocional). Hacerlo tres veces al año y no morir en el intento es, como casi todo lo importante en la vida, una cuestión de actitud.




1 comentario
Increíble articulo, de Marta F., para sentir-te apoyada en los ‘reordenamientos’ constantes dentro de nuestros armarios, quitando y poniendo ropa, botas si, botas no… Gracias por tus consejos que, por lo visto, vamos a necesitar en los otoños venideros.
Me encantó! Gràcies!
Angie